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Etapas formativas

El Seminario Mayor es «una comunidad eclesial educativa, más aún, es una especial comunidad educativa. Y lo que determina su fisonomía es el fin específico, o sea, el acompañamiento vocacional de los futuros sacerdotes, y por tanto el discernimiento de la vocación, la ayuda para corresponder a ella y la preparación para recibir el sacramento del orden con las gracias y responsabilidades propias, por las que el sacerdote se configura con Cristo cabeza y pastor y se prepara y compromete para compartir su misión de salvación en la Iglesia y en el mundo». San Juan Pablo II, Pastores Dabo vobis, 61.

La formación de un seminarista mayor tiene varias etapas, según el nuevo Plan de Formación para Seminarios Mayores en España (2020):

Etapa propedéutica: «a la luz de la experiencia acumulada en los últimos decenios, se reconoce la necesidad de dedicar enteramente un período de tiempo -ordinariamente no inferior a un año y no superior a dos- una preparación de carácter introductorio, con el objetivo de discernir la conveniencia de continuar la formación sacerdotal o emprender un camino de vida diverso» (RFIS 59).

En nuestro Seminario tendrá la duración de un curso completo teniendo como objetivo fundamental el que marca el Plan de Formación para seminarios en España: «clarificar y afianzar la vocación sacerdotal como una gracia inmerecida y optar deliberada y decididamente por responder a ella en el proceso formativo que seguirá. Se trata, así, de poner la opción vocacional por el sacerdocio ministerial como el principio y fundamento espiritual, integrador y unificador, sin el cual la formación ulterior no se sostendría. Esta preparación introductoria se completa con la preparación del candidato en diversos aspectos que facilitarán su proceso formativo durante las etapas sucesivas de la formación» (PFSME 285)

Etapa discipular (o de estudios filosóficos): este tiempo específico se caracteriza por la formación del discípulo de Jesús destinado a ser pastor, con un especial cuidado de la dimensión humana, en armonía con el crecimiento espiritual, ayudando al seminarista a madurar la decisión definitiva de seguir al Señor en el sacerdocio ministerial. Corresponde con los dos cursos de estudios filosóficos.

Etapa configuradora (o de estudios teológicos): finalizada la etapa discipular, la formación se concentra en el proceso de configuración del seminarista con Cristo, Pastor y Siervo, para que unido a Él, pueda hacer de la propia vida un don de sí para los demás. El seminarista tendrá como tarea fundamental de formación la asimilación e identificación con el ser y el ministerio del presbítero diocesano. Esta etapa se desarrolla durante los cuatro cursos de estudios teológicos.

Etapa de síntesis: La finalidad de esta etapa es doble: Insertarse en la vida pastoral, mediante una gradual asunción de responsabilidades, con espíritu de servicio; esforzarse por una adecuada preparación, recibiendo un acompañamiento específico con vistas a la recepción del presbiterado. Esta etapa suele coincidir con el ministerio diaconal.