COGIENDO FUERZAS EN EL INICIO DE CURSO
Nuestros seminaristas cogen fuerza en el inicio de este nuevo curso con unos días de Ejercicios Espirituales
(Unos días de encuentro con el Señor estando muy agradecidos por la acogida del Seminario de Getafe y por haber compartido con ellos estos días tan importantes)
Los seminaristas de la etapa discipular y configuradora de nuestro seminario hicieron los ejercicios espirituales de inicio de curso del 13 al 18 de septiembre en la Casa Santa María de los Negrales. Compartieron este tiempo de oración con los seminaristas de la Diócesis de Getafe que están en la misma etapa. Fueron predicados por el D. Ignacio López,
párroco de la de San Agustín de Guadalix.
En esos mismos días, el Rector de nuestro Seminario, D. José Ignacio López-Navarrete, impartió los ejercicios espirituales previos a la ordenación al diaconado y presbiterado de la diócesis de Getafe, que serán ordenados el próximo 12 de octubre en el Cerro de los Ángeles.
Por su parte, los compañeros de la etapa propedéutica han terminado en esta semana, sus ejercicios espirituales en este curso que es tan importante para ellos. D. Miguel Ángel Iñiguez, director espiritual del seminario de Getafe, fue el encargado de dirigir y predicar a este grupo.
Os dejamos el testimonio de uno de nuestros seminaristas
Iván Martínez Gómez de 4º de E. Eclesiásticos.
Como todos los años antes de iniciar el curso los seminaristas solemos tener una semana de ejercicios espirituales. La novedad de este año ha consistido en que nos hemos trasladado hasta Madrid y hemos participado en los ejercicios con el seminario de Getafe. Ha sido una gran experiencia de encuentro con Dios. A pesar de que estábamos en la casa de ejercicios alrededor de treinta seminaristas, la multitud no supuso un obstáculo para dejarnos visitar por Dios en el silencio. Pude observar en todos estos muchachos un verdadero deseo de quererse encontrar con Dios y dejarse transformar por Él.
Durante estos seis días que han durado los ejercicios, Dios me ha regalado su Palabra, a través del testimonio de los seminaristas de Getafe, de sus formadores, del predicador y de tres de mis compañeros del seminario. Fueron seis días de silencio en los que Dios hablaba a través de sus vidas: en pequeños gestos de caridad y de detalle, en el respeto, en la puntualidad, en las preparaciones de la liturgia de las horas y de la Eucaristía, en las meditaciones, en la belleza de los cantos…
Fueron seis días en las que Dios, a través del predicador D. Ignacio López Ortega, quiso hablarnos al corazón, a nuestra historia. A mí especialmente me ayudó mucho contemplar la imagen del Padre del hijo pródigo, descubrir y experimentar el amor de este Padre que al ver regresar a su hijo sale corriendo a su encuentro, lo abraza, lo besa, y no solo no le echa en cara el haber despilfarrado la herencia, sino que le devuelve su dignidad de hijo y en honor a su regreso celebra una gran fiesta. Contemplado la imagen de este Padre releí mi historia y redescubrí el paso amoroso de Dios por ella y pude experimentar con un asombro renovado su perdón en el sacramento de la reconciliación. Este amor de Dios, el hecho de que me quiera tal y como soy, es lo que me mueve interiormente, es el motor que hace que quiera dedicarme por completo a comunicar esta gran noticia a todos los hombres y mujeres pues así como a mí me ama con un amor único, así ama a todas las personas.
Otro gran regalo que he recibido en estos ejercicios ha sido el haber orado y acolitado en la Eucaristía del último día que se celebró en la capilla donde está enterrado San Pedro Poveda.
Iván Martínez Gómez
Seminarista